jueves, 15 de febrero de 2018

Reflexión sobre encuentro de fundamentación.


Durante el fin de semana del 12 al 14 de enero tuvo lugar el IV Encuentro de Fundamentación de CVX en Andalucía y Canarias. Ha sido un gran regalo del Señor poder asistir.
Finalizada, el curso pasado mi periodo de acogida, sentía deseos de conocer más sobre nuestra comunidad y consideré este encuentro como una oportunidad de acercamiento, de ir conociendo y profundizando.

Agradezco muchísimo a todos los que habéis intervenido, colaborado y hecho posible este encuentro, por vuestra implicación, vuestro tiempo, vuestro cariño, gracias por tanto bien recibido. Gracias por hacerme disfrutar de un intenso fin de semana de conocer, profundizar, orar, compartir, desear, soñar…



El sábado por la mañana, tras nuestra oración comunitaria y unas prácticas claves sobre objetivos de esta Etapa de Fundamentación que nos compartieron José Antonio y Pedro, a los que agradezco su dedicación y atención durante todo el encuentro, asistimos a una mesa redonda en la que intervinieron representantes de los distintos campos de misión, -familia, joven, migrantes y socio-política-, me fueron entusiasmando, con la ilusión con la que compartían esos proyectos que, poco a poco, se van haciendo realidad y, aquellos otros con los que se sueña. Me sentía agradecida por permitirme mirar allí donde la vida nos pide compromisos, por acercarme a esas fronteras donde, con vuestra fuerza, ahora voy siendo capaz de mirar, sentir y compartir vuestros retos.



Fui tomando conciencia de la importancia de los distintos campos de misión, pues nacen de un proceso en el que las misiones personales, que se comparten, que se mezclan unas con otras, van creciendo, se van enriqueciendo... y me llega al corazón lo necesario que es la implicación de todos! ...acompañar y compartir tus búsquedas, tus sueños, sentir míos tus retos...., no puede ser de otro modo,  y va surgiendo en mí el deseo de hacerme más permeable para sensibilizarme y conectarme más. Desde aquí, comienzo a entender un poco el Proyecto Diakonia, del que últimamente oigo hablar, pues como nos decía José María Galán, estamos ante un proceso de crecimiento en el servicio; no podemos quedarnos estancados, estamos llamados a crecer en misión, mediante un proceso espiritual que aspire a materializarse en acciones concretas. Estamos llamados a implicarnos en un proceso de búsqueda de la autenticidad de la misión, conforme al Plan de Dios para nosotros, estando atentos a las necesidades más urgentes de nuestro tiempo, sintiéndonos todos unidos en misión. 

Tuve la oportunidad de profundizar sobre la CVX como una comunidad de convocados por el Señor, llamados por el Señor, para colaborar en la construcción del Reino, sirviendo en las fronteras, en misión, tratando de dar respuestas a las necesidades, desde el servicio y el amor, que transforma y construye, pero desde una conciencia colectiva.

Me llamó mucho la atención, el concepto de vinculación constitutiva del que nos habló Alfonso Salgado. Me hizo ser más consciente de la gran importancia que tiene para la CVX, todos y cada uno de sus miembros, pues cada uno de nosotros hacemos "completa" a la CVX. Yo misma, con mis limitaciones, mi fragilidad, mi insignificancia..., y tú con las tuyas, todos, siendo la diversidad una gran riqueza. Esta idea, me hace pensar en la responsabilidad que tenemos todos, pues la CVX, como cuerpo apostólico, se reconoce, se hace plena y es identificable en cada uno de sus miembros, en cada uno de nosotros.

Con toda la información recibida hasta este momento, trabajamos en grupos y me sentí agradecida de poder compartir con personas que, aunque no conocía, nos entendimos y comprendimos muy bien, como de toda la vida.



Después, compartimos la eucaristía, celebrada por José Yruela, a la que nos acompañaron algunos hermanos de CVX Sevilla, las lecturas del día no podían ser más a propósito, resonando en mi interior las palabras de Samuel... “aquí estoy Señor, porque me has llamado...".

Tras la cena, hicimos la revisión del día compartiendo nuestros ecos de cuanto había dado de sí la jornada, y antes de retirarnos a descansar, hubo lugar para un divertido rato de risas.

Ya el domingo, tras nuestra oración compartida, continuamos profundizando, y reflexionando sobre la importancia de nuestra identidad, de quiénes somos, de discernir cuál es el sueño de Dios y a dónde nos llama, así como la importancia de nuestra vocación, de cómo respondemos al llamado de Dios, cómo respondemos a este mundo, desde nuestra espiritualidad ignaciana encarnada en la realidad y, muy importante, cuánta libertad tengo yo para responder a esa llamada.


Nuestro Presidente Mundial, nos cuenta que tras estos primeros cincuenta años de la CVX donde se ha trabajado mucho por definir bien estos elementos claves que decía, la identidad y la vocación, toca ahora hacer esfuerzos por seguir dando pasos en Misión. En este mundo roto, aunque nos llena de esperanza, debemos preguntarnos cuál es la contribución de CVX a la realidad de este mundo. Esto será una de las claves en la próxima Asamblea Mundial de Buenos Aires, con el lema “CVX, un regalo para la Iglesia y para el mundo”. Aunque, desde luego, es una afirmación, Mauricio nos invita a que todos nos lo preguntemos, ¿soy yo un regalo? ¿Para quién? ... La CVX es un regalo para el mundo, ¡cada uno de nosotros lo somos!, hemos recibido tanto, tenemos tanto que ofrecer, tanto que dar… También es interesante la reflexión que nos hace sobre la necesidad de apostar para que el mismo nivel de capacidad transformadora apostólica que se da en lo personal, se dé también en lo comunitario, me quedo con ello para irlo digiriendo y trato de abrazar esta propuesta sobre la importancia del discernimiento comunitario.

Finalmente, agradezco la oportunidad de sentirme conectada a muchas personas de este mundo, en un mismo sentir, y me conmueve el recuerdo de esos hermanos que viven en lugares de nuestro mundo tan difíciles, donde en tantas ocasiones sus vidas corren peligro, donde tienen que reunirse a escondidas, donde han tenido que huir de sus tierras..., tantos rostros de Cristo presentes.
Gracias. Gracias por ayudarme en mi caminar. Que el Señor nos dé luz, sabiduría, humildad para seguir avanzando, colaborando en la construcción del Reino, para más amar y servir.


María José P. Grupo Esperanza. 

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