viernes, 23 de enero de 2015

CRONICA DE LA JORNADA DEL EMIGRANTE Y EL REFUGIADO. IGLESIA SIN FRONTERAS, MADRE DE TODOS

Este es el lema que nos planteaba el papa Francisco para celebrar la Jornada del Emigrante y el Refugiado en la Iglesia, el pasado día 18 de enero. La Delegación diocesana de Migraciones de Sevilla, de la que formamos parte como CVX-Se, acordó poner el acento en la sensibilización de la comunidad cristiana respecto a las actitudes que, en relación con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, debemos poner en práctica como seguidores de Jesús.

El día 14, en el Centro Arrupe, pudimos compartir con dos religiosas la experiencia de vivir la frontera. La hermana Francisca, Hija de la Caridad, forma parte del equipo de la delegación diocesana de migraciones de Tánger que trabaja en Nador (Marruecos). Nos conmovieron sus palabras sobre la situación de las personas que malviven en el monte Gurugú y en otros enclaves cercanos, esperando para arriesgar su vida en un salto cada vez más peligros de la valla de la frontera con Melilla o embarcando en patera para cruzar el mar de Alborán. Allí un equipo intercultural e interreligioso se afana en curar heridas y hacer algo más llevadera su estancia. La hermana Paula, carmelita vedruna, nos mostró la realidad al otro lado, esta vez de la valla de Ceuta, una ciudad que se convierte en una trampa, al impedir tanto el retroceso como el paso a la península… a veces permanecen años en el Centro Temporal de Internamiento para Extranjeros (CETI). La comunidad vedruna y la asociación Elín ofrecen una modesta casa para acogerlos en la urgencia y organiza actividades para que puedan obtener algunos recursos. La iglesia a través de estas mujeres, se esfuerza en transmitir esperanza, cuidando, acogiendo y acompañando.

El día 17 celebramos una vigilia de oración en la parroquia de San Felipe Neri. Un rato pausado con el Señor, en el que tuvimos presentes a todas las personas muertas en sus viajes hacia una vida mejor, especialmente a los 15 jóvenes que murieron hace casi un año en la frontera de Ceuta. Tiempo de pedir perdón, de dejarnos remover por la injusticia, de pedir fuerzas para ser valientes y comprometidos en la denuncia de la política europea, para ser Iglesia sin fronteras.

Y para culminar los actos, el día 18 nos reunimos en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, para celebrar la Eucaristía. En ella agradecimos la presencia de las personas de otros países en nuestras comunidades, que siempre nos enriquece, nos abre al mundo, nos convoca. Destaco los testimonios emocionantes de Nelson y Guadalupe, de Ecuador, de la comunidad parroquial y de Clode, de Camerún, del proyecto Nazaret-Cáritas, y el gesto de romper una valla simulada, con mucho esfuerzo pero con alegría, y descubrir al otro lado una mesa con el pan y el vino compartido y otros símbolos de hospitalidad.

Es mucho lo que queda por hacer, como dice monseñor Agrelo: “La Iglesia es siempre Iglesia sin fronteras, que se mueve con agilidad en los espacios de la exclusión, de la inequidad, de los crucificados de la Tierra. Y ha de ser siempre Iglesia sin fronteras, madre de todos, amor que a todos se ofrece, ancho y acogedor como el corazón de Dios”.
                                                                                                                  Inmaculada Mercado

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